¡Peligro! Aula de secundaria




Cuando la gente me pregunta qué estoy estudiando y yo respondo que el Máster para poder ser profesor de Secundaria y Bachillerato en los institutos, la respuesta más común es algo así como “¡¿cómo se te ocurre?! ¿Sabes lo peligroso que es eso?”. Muchas personas tienen la idea de que un aula de Secundaria es poco menos que un país en guerra al borde del colapso, rebosante de insultos, agresiones y demás armas de destrucción masiva. Algunos parecen extraer este recuerdo de sus años mozos y otros de las noticias que salen en el telediario de Antena 3 (que si una pelea se ha saldado con cuatro heridos, que si un profesor se ha quedado calvo porque le han prendido el pelo…). Muy lejos se sitúa mi opinión sobre este tema: aunque está claro que la adolescencia es una etapa complicada en el desarrollo de cualquier persona y que los horarios carcelarios de los institutos, unidos a las largas y aburridas explicaciones, no fomentan el buenrollismo y la cooperación desinteresada, no creo que la clase sea un foco de problemas, sino más bien de oportunidades. En todas las aulas hay alumnos más y menos aplicados, más y menos estudiosos y más y menos guerreros, pero, al menos en mi experiencia, es difícil que, en un instituto normal (me refiero a aquel instituto que se sitúa en la media española), se desencadene una escena de violencia brutal. Sin embargo, todos los profesores deben estar cuanto menos informados sobre cuál es el protocolo a seguir en caso de que se genere algún conflicto en el centro, y por eso hoy en clase hemos estado hablando sobre todos estos temas. La actividad ha consistido en plantear, de manera grupal, una serie de conflictos y sus posibles resoluciones. Las principales situaciones que han salido a debate han sido las siguientes:

  • Autoestimulación sexual en clase: la solución que proponemos es hablar con el alumno/a en privado y dejarle claro que no es el lugar adecuado.
  • Robo: si se sabe quién ha robado, mandarlo a Jefatura y tomar cartas en el asunto, porque consideramos que se trata de palabras mayores. Si no sabemos quién ha robado, trataríamos el tema de manera grupal y buscaríamos que la información llegara a nosotros, porque seguramente el resto de alumnos sepa quién ha robado.
  • Bullying: aquí el tema es más complicado, ¿se debe hablar con el alumno agredido individualmente? ¿se debe hacer de manera grupal? Hay diferentes protocolos de actuación, pero siempre se debería optar por aquella solución que proteja más al alumno agredido.
  • Fumar: se requisaría el tabaco (o lo que sea) y se explicaría que en el centro escolar no pueden entrar ese tipo de sustancias.


Supongo que algunas de estas soluciones pueden pecar de inocentes, pero también supongo que la experiencia nos dará más habilidades a la hora de resolver conflictos.

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