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¡Nos vemos en el 2030!

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Hoy toca escribir el último post de este blog. Como todo lo que empieza en algún momento debe acabar, esta semana pasada hemos terminado las clases del módulo genérico del Máster. Para concluir esta actividad, se nos ha pedido que hagamos una pequeña reflexión, a modo de despedida, de cómo creemos que será la educación en el 2030, año aún muy lejano, pero que, como todo, terminará llegando. No tengo una bola de cristal ni una máquina del tiempo, así que, si ya es difícil hablar de la educación de hoy en día y de todos los cambios tecnológicos que estamos viviendo, creo que es casi imposible intentar averiguar el futuro y acertar en las predicciones. Lo que está claro es que la deriva tecnológica en la que nos hemos sumergido durará aún alguna década más: olas de inventos y de novedosos aparatos nos traerán todo lo que ahora creemos impensable y pensamos increíble, chips para aprender idiomas, profesores-hologramas y viajes interespaciales. Aunque pueda abrumar tanta novedad

El espacio de todos

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En la entrada de hoy volvemos a abordar un tema fundamental dentro del aula que, además, está relacionado con muchos de los ya tratado en entradas anteriores: la convivencia. Un aula es un espacio en el que se establece una relación entre un grupo de alumnos y una serie de profesores. Esta relación es jerárquica, es decir, que el profesor se sitúa por encima de los alumnos, pues debe guiarlos por el camino del conocimiento y la educación. Esta jerarquía debe ser incuestionable pero también aceptada por todas las partes, porque, de lo contrario, se derivaría en un desequilibrio que traería futuros problemas de convivencia. Estas situaciones conflictivas tienen difícil solución, y cada caso es un mundo, por lo que no vendría de más poner el foco en la causa y en cómo prevenirlas: Lo principal que un profesor debería inculcar en el alumno es respetar el aula y entender el espacio físico como un lugar de convivencia que también le pertenece a él, involucrarle en su propio proce

¡Peligro! Aula de secundaria

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Cuando la gente me pregunta qué estoy estudiando y yo respondo que el Máster para poder ser profesor de Secundaria y Bachillerato en los institutos, la respuesta más común es algo así como “¡¿cómo se te ocurre?! ¿Sabes lo peligroso que es eso?”. Muchas personas tienen la idea de que un aula de Secundaria es poco menos que un país en guerra al borde del colapso, rebosante de insultos, agresiones y demás armas de destrucción masiva. Algunos parecen extraer este recuerdo de sus años mozos y otros de las noticias que salen en el telediario de Antena 3 (que si una pelea se ha saldado con cuatro heridos, que si un profesor se ha quedado calvo porque le han prendido el pelo…). Muy lejos se sitúa mi opinión sobre este tema: aunque está claro que la adolescencia es una etapa complicada en el desarrollo de cualquier persona y que los horarios carcelarios de los institutos, unidos a las largas y aburridas explicaciones, no fomentan el buenrollismo y la cooperación desinteresada, no creo q

Tu tutor ideal

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¿Cómo debería ser un buen tutor? Esta es una pregunta que seguramente muchos de nosotros nos hayamos hecho alguna vez en la vida, sobre todo si Xoán nos ha mandado reflexionar sobre ello en clase. Está claro que todos los profesores, a lo largo de su carrera profesional, se enfrentan muchas veces con la responsabilidad de ser tutor de un grupo. ¿En qué consiste eso? Pues el número de funciones es bastante elevado: con los alumnos, debe motivar la participación, facilitar el aprendizaje, estimular, conocer la diversidad personal de cada uno, atender las necesidades grupales; con el centro, debe servir de puente entre el alumno y el resto de profesores, conocer y cumplir el Proyecto Docente, trabajar en equipo con los demás docentes, colaborar en el diseño de la programación; con las familias, comunicar la evolución grupal e individual de cada alumno, atender las inquietudes de los padres, tener en cuenta sus peculiaridades… En resumen, una montaña casi inabarcable de responsabil

Liderazgos, recomendaciones y demás

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La clase de hoy ha sido demasiada rara: hemos pasado 90 minutos haciendo tests y gráficos a la vez que veíamos vídeos de películas famosas, comedias románticas y hasta un corto de un niño transexual. El resultado no me ha quedado muy claro, pero estoy aquí para comentar lo que se me ha pedido: uno de los tests que hemos hecho consistía en una serie de dobles afirmaciones (57), un poco inconexas entre sí, en las que debíamos decantarnos por una de las dos opciones; el resultado, tras sumar opciones, restar números y demás, se supone que te pone sobre aviso de cómo es tu personalidad con respecto al liderazgo. Mi resultado es el siguiente: El estilo de líder que más va con mi personalidad es el de misionero: se supone que este es el estilo del típico líder propenso a las relaciones sociales, con facilidades para llevarse con los demás, pero con falta de motivación para las tareas. Un vago, vamos. Se le define como planificador, amable, pasivo y necesitado de apoyo. El segu

¿De qué color son tus ojos? + Habrá que leer

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Hoy hemos estado viendo en clase una serie de vídeos, alguno de ellos bastante interesantes. El más curiosos y divertido (gracias al doblaje de los 80, merecedor, al menos, de un premio Goya) ha sido el documental “Una clase dividida”: en este se cuenta la historia de una profesora de primaria, Jane Elliott, y de su propuesta de aula para tratar el racismo; la idea es la siguiente: Un mañana anuncia que los alumnos de ojos azules son superiores a aquellos que tengan los ojos marrones; son más listos, más capaces y más hábiles. Como recompensa, ganan cinco minutos más de recreo y, en compensación, los alumnos de ojos marrones se quedan sin salir al patio. El resultado fue que los niños de ojos azules demostraron su superioridad con muestras racistas, insultos e incluso una pelea. Al día siguiente, la profesora cambió las tornas: esta vez serían los niños de ojos marrones los superiores. El resultado, fue el mismo, pero inverso, pues los tiranos esta vez pasaron a ser las antigua

Compañeros de viaje

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Titula el poeta Jaime Gil de Biedma su primer libro de poemas Compañeros de viaje, que es lo que creo que somos (aunque suene un poco muy sentimental) mis compañeros del módulo genérico en este intenso mes de clases. Me gusta, me gusta mucho la actividad de hoy, no porque sea fácil, sino porque creo que es muy gratificante. Para esta semana, entre otros mil trabajos que tenemos que hacer para las demás asignaturas, Xoán nos ha pedido que leamos algunos blogs de nuestros compañeros y nos animemos a escribirles algún comentario. Aunque he estado tentado a hacerlo con todos mis compañeros, al final me he ceñido a las normas (el tiempo es oro). De esos blogs, más tarde teníamos que presentar en el nuestro al menos tres. Yo voy a hacer lo propio con tres blogs que me han parecido diferentes, diferentes en cuanto a contenido y, sobre todo, en cuanto a implicación del autor (perdón si me he dejado alguno sin poner, pero no he tenido tiempo a leerlos todos). Paso a presentarlos: El pri