Tu tutor ideal




¿Cómo debería ser un buen tutor? Esta es una pregunta que seguramente muchos de nosotros nos hayamos hecho alguna vez en la vida, sobre todo si Xoán nos ha mandado reflexionar sobre ello en clase. Está claro que todos los profesores, a lo largo de su carrera profesional, se enfrentan muchas veces con la responsabilidad de ser tutor de un grupo. ¿En qué consiste eso? Pues el número de funciones es bastante elevado: con los alumnos, debe motivar la participación, facilitar el aprendizaje, estimular, conocer la diversidad personal de cada uno, atender las necesidades grupales; con el centro, debe servir de puente entre el alumno y el resto de profesores, conocer y cumplir el Proyecto Docente, trabajar en equipo con los demás docentes, colaborar en el diseño de la programación; con las familias, comunicar la evolución grupal e individual de cada alumno, atender las inquietudes de los padres, tener en cuenta sus peculiaridades… En resumen, una montaña casi inabarcable de responsabilidades, a lo que se debe sumar impartir la asignatura, estar al tanto de las funciones administrativas, etc, etc, etc. Una especie de semidiós que debe aunar las funciones de padre con las de profesor experto en su materia, en resumen.

Partiendo de esta base, nos pidieron que reflexionáramos sobre cómo debería ser el tutor perfecto, qué cualidades debería reunir para ser considerado un tutor ejemplar. Mis diez características consideradas fueron:
  1. Competente
  2. Justo
  3. Con imaginación para innovar
  4. Observador
  5. Empático
  6. Optimista
  7. Trabajador
  8. Con autoestima o fuerte personalidad (liderazgo)
  9. Perseverante
  10. Paciente

Después nos reunimos en grupos y tuvimos que hacer el mismo ejercicio pero consensuando nuestras propuestas. El resultado fue el siguiente:
  1. Empático
  2. Respetuoso
  3. Justo
  4. Paciente
  5. Implicado
  6. Comunicativo
  7. Ejemplar
  8. Analítico / observador
  9. Creativo
  10. Ante todo, humano.

Creo que la de ser tutor es una de las responsabilidades más importantes de un profesor, porque en ella se cargan las funciones no tanto de profesor de lengua o matemáticas, sino la de persona que busca comunicarse con otra, que busca incentivar su curiosidad, sus ganas de aprender y que intenta educar en valores (cooperación, respeto, generosidad, compañerismo…). Como creo que está bien merecido, ¡demos un aplauso a todos los tutores (o, al menos, a todos los buenos tutores, los que se preocupan por sus alumnos) de este país!

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